Los productores de vinos en Chile para lograr posicionar al país como un productor de vinos de calidad no sólo ha tenido como escenario la publicidad tradicional, las grandes ferias vitivinícolas mundiales y los diversos concursos que se hacen alrededor del mundo. Conscientes del poder que ejerce la pantalla grande entre los consumidores, ahora los viñateros apostarán por el cine local, lo que genera mucha atención de ser positiva la estrategia, para otras industrias productivas del país que no han sabido explotar el área cinematográfica como motor del mercado.

Como una forma de fortalecer el posicionamiento de la imagen de los vinos chilenos en el extranjero, apelando a nuevos formatos, René Merino Blanco, Presidente de la Asociación de Vinos de Chile A.G. – que reúne a más 95% de la producción nacional- anunció esta mañana que el organismo que dirige aportará recursos a películas nacionales que contemplen la temática del vino en sus producciones.

Hasta $30.000.000 aportará la Asociación de Vinos de Chile A.G. a aquellas películas chilenas que incorporen el vino como temática en sus realizaciones. Iniciativa es el resultado de una alianza estratégica entre los sectores del vino y el cine, propiciada por CORFO.

De acuerdo a lo anunciado por el Presidente de la entidad vitivinícola, dicho incentivo  aportará un máximo de $30.00.000 por película, y abrirá una primera convocatoria el próximo 15 de diciembre, fecha en que las bases se pondrán a disposición de los interesados.

“Hoy tenemos que mantener los esfuerzos por mostrarnos más que nunca. Para el vino chileno hay oportunidades, y la promoción tiene que ir a todos los ámbitos”, explicó René Merino, respecto al fondo de la estrategia. El líder gremial explicó que los recursos provendrán del presupuesto que Wines of Chile maneja para la promoción genérica de la industria.

Algunos ya hablan de replicar el fenómeno de la película estadounidense “Entre Copas” (Sideways), y la industria vitivinícola se imagina cuentas alegres para los realizadores locales y por supuesto el vino hecho en casa. Las cintas deberán cumplir una serie de requisitos, siendo el primero y principal el que los guiones de los films den cuenta de la realidad de Chile como productor de vinos de alta calidad, sugiriendo claro está hasta la locación de uno de sus parajes para filmar y levantar los codos en el rodaje.

:: Entre Copas

En la apuesta de los viñateros locales hay un referente internacional imposible de no mencionar. La experiencia de Hollywood con Sideways (Entre Copas) del director Alexander Payne (protagonizada por Paul Giamatti y Thomas Haden Church), tuvo un efecto inmediato en la demanda del pinot noir en el mercado estadounidense, lo que a su vez incentivó toda la producción mundial, producto del registro de la cepa  filmada en el valle de Napa. Pero además, una de las consecuencias que se manejan en torno al mito es el ser la responsable del declive y menosprecio del merlot; esto, luego que el personaje interpretado por Giamatti denostara las virtudes del cepaje. Aunque pueda ser discutible que todas las variaciones en torno a la demanda se deban exclusivamente al film, nadie puede discutir que la influencia entre los consumidores fue real, eso sería desconocer el poder de una película como motor de consumo.

A la redacción de ONOFF llegaron varios llamados telefónicos pidiendo más información acerca de esta alianza, lo que demuestra lo atractivo de la cantidad que apoyaría una producción, pero $30 millones no es una cantidad que pueda financiar los costos de una realización en su totalidad. Quizás sea una buena suma para iniciar un proyecto que contenga los requerimentos de las viñas en un registro HD.

A la hora de promocionar la película seguro resulta una cantidad atractiva, pero habrá que seguramente consensuar ideas para dar con un guión que no caiga en una oda al brebaje simplista, y en el fondo se transforme en una parte de una producción interesante que lo situé en el maravilloso mundo viñetero.

Por otra parte es sabido que la apuesta por dar con una película capaz de producir repercuciones importantes, es un trabajo de largo aliento y eso en las viñas al menos han declarado entenderlo. “Sabemos que la película tiene que escribirse, grabarse… antes que esto se concrete va a pasar un buen tiempo, pero estamos pensando en el largo plazo”, concluyó René Merino.

Se trata de una alianza entre dos industrias exportadoras de la marca Chile, por lo que el lazo es superlativo para el crecimiento de ambas. En hora buena y acá ya brindamos porque se realicen muchos proyectos gracias a esta alianza.

Esta alianza intersectorial surge a la luz un trabajo de articulación impulsado por CORFO durante 2008 de estas dos industrias -la audiovisual y vitivinícola -, con el foco de generar asociatividad entre ámbitos productivos con alto potencial de desarrollo, y que pueden generar acciones complementarias de mutuo beneficio.

Del mismo modo, la creciente presencia de películas nacionales en destacados festivales de cine y mercados extranjeros, está abriendo nuevas posibilidades  también para el posicionamiento de sectores productivos que exportan productos y servicios, oportunidad que de forma pionera está tomando el sector vitivinícola.

:: La Relación de dos Mundos Apasionantes

Pocas cosas despiertan tantas pasiones como el cine y el vino. La relación de dos mundos culturales de alta pasión como lo son el vino y el cine no sólo está marcada por Sideways (Entre Copas), en la que dos amigos dedican una semana entera a recorrer la zona vinícola de California.

En el libro El Cine del Vino podemos ver retratada la presencia del vino en las películas como “símbolo de las sagas, la sangre y la tierra que une y desune familias, con una clara reminiscencia bíblica”, explica su autor, el español Bernardo Sánchez Salas.

Propone un viaje fascinante siguiendo el rastro del líquido por la historia del Séptimo Arte. En particular, se centra en aquellas películas en las que vino, viñedos o bodegas adquieren un protagonismo singular. Un arduo y riguroso trabajo de investigación que él denomina “cata filmográfica”, seleccionando un puñado de filmes que reflejan todos los aspectos y los múltiples significados asociados al vino y a su producción: sagas familiares, celebraciones, tragedias, aventuras, romances…

Según Sánchez Salas, “el cine y el vino son un producto de la oscuridad, que es un elemento que asegura que una película esté bien impresionada y que un vino reciba la quietud que necesita, pero además, los dos tienen cierta fragilidad, ya que son productos orgánicamente inestables que hay que cuidar con mimo”. El Cine del Vino es una interesante opción a la hora de buscar un material que reúna el mundo cinematográfico con el mundo enológico, y nos permita comprender que muchas veces, relaciones que no parecen tener muchas coincidencias, sí tienen similitudes y más allá de éstas es muy posible comprender la potencialidad que entre ambos se puede ejercer.

Este trabajo recorre los viñedos más conocidos de España, Italia, Francia y California, a través de la tierra, las bodegas y los elementos que identifican al vino, pero nuestro país, reconocido exportador en el mundo carece de una presencia cultural que llame la atención, por eso es muy bienvenida esta experiencia que comienza.

A través de diversas películas, Sánchez Salas relaciona vino y cine como un producto que se comenzó a comercializar en el siglo XIX, como saga que une tierra y sangre, como misterio, como aventura y romance. Y Chile tiene todos los elementos para incorporarse en esta línea.

Para reconocer la relación de estos dos mundos paralelos podemos recordar cintas españolas como “Padre Nuestro”, “Oro Fino’” o “Tierra”, u otras estadounidenses como “French Kiss”, “Un Paseo por las Nubes”, “Sangre y Vino” y “Un Buen Año”, entre otras.

Otros títulos que No pueden quedar afuera, por ejemplo, los viñedos Agretti en la teleserie de los ‘80 “Falcon Crest”, en la que veíamos los vinos californianos o la saga de “El Padrino”, en la que las copas siempre están presentes.

Tomamos prestado el inmejorable cierre del libro de Sánche Salas para reflejar la herencia de dos mundos apasionantes. Las palabras de Frédéric Strauss en Cahiers du Cinéma: “La magia del cine ni se mide ni se discute; es un alucinógeno que, como una botella de vino bebida de un tirón, tiene que entrarle a uno en el cuerpo”.

 

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