Balmes: el doble exilio de la pintura es la ópera prima del director Pablo Trujillo Novoa y retrata al Premio Nacional de 1999 en todas sus facetas: al artista, al político y al chico que arrancó de la Guerra Civil Española a bordo del Winnipeg para encontrar en Chile otra dictadura.
A través de las confesiones del pintor y de los testimonios de sus colegas y familiares, Eduardo Martínez Bonati, Ramón Castillo, Gonzalo Díaz, Gracia Barros y Milan Ivelic, entre otros, la cinta recorre los caminos que lo han convertido en un testigo privilegiado del arte y el mundo en los últimos 70 años.
Descubrir a Balmes. Eso fue lo que se propuso Pablo Trujillo Novoa cuando decidió filmar su primer largometraje documental. El director no tenía vinculación alguna con el arte. Al contrario: creció en dictadura, y en una casa donde poco y nada se hablaba de arte. ¿Quiénes habían escrito la cultura de su país y de qué manera Chile se instala en el panorama internacional? Trujillo Novoa resuelve ir tras los pasos de uno de los padres de la pintura local para averiguarlo.
El resultado de ese viaje se llama Balmes: el doble exilio de la pintura, documental que desde el 17 de mayo lleva a los cines un retrato histórico y biográfico del Premio Nacional de Pintura de 1999. “La cinta está hecha desde la ignorancia, como lo haría un fan con su banda favorita. Balmes es un ‘rock star’ de la pintura chilena que si bien cuenta con muchos personajes entendidos en arte chileno que lo defienden acérrimamente, además de otros amigos que se resisten a bajarlo del pedestal, está muy poco vivo en la memoria del público común y corriente. Eso es lo que queremos revertir con esta película”, explica Trujillo Novoa.
La forma que eligió el director para entrar en la intimidad de Balmes fue un recorrido por los sitios que marcan la vida del artista que a pesar de tener origen catalán, se siente chileno. Grabado en Chile, España y Francia, el documental está narrado en primera persona por el pintor, pero además cuenta con testimonios de sus familiares y de otros compañeros de ruta que desde sus propios talleres, describen la relación que Balmes teje con la sociedad y el mundo en los últimos 70 años, como son Justo Pastor Mellado, Roser Bru, Eduardo Martínez Bonati, Patricio de la O, Gracia Barrios, Lautaro Labbé, Milan Ivelic, Francisco Brugnoli, Gonzalo Díaz, Joan Jara, Mono González, Gaspar Galaz, Gonzalo Cienfuegos, Francisco Casas y Ramón Castillo, entre otros.
“La cinta además de presentar la historia de Balmes, es por sobretodo un testimonio de las artes plásticas chilenas que resistieron la dictadura de Pinochet en Chile, trabajando a la sombra de los militares. Eso es lo que deja graficado este documental y por eso es importante la exhibición en nuestro país”, revela Trujillo Novoa.
“Lo único que tiene que hacer un artista es ser capaz de darse toda la libertad posible”, dice José Balmes en la cinta que transita por los diversos caminos de la historia y el arte que definieron su obra: Guerra Civil española, Golpe Militar chileno, exilio y desexilio, encuentro y desencuentro, pero sobre todo, inconformidad y resistencia al olvido, son algunos de los escenarios políticos que van dando color a las telas donde el artista construye hasta hoy un testimonio renovador de su propia historia y la nuestra.
“El espectador se va a encontrar con una historia fascinante: la de un niño de 12 años que curiosamente llegó a Chile cuando el presidente Pedro Aguirre Cerda aceptó recibir refugiados de la guerra civil española en su mayoría obreros y pequeños comerciantes para reactivar económica y socialmente al país tras el terremoto. Embarcado en el Winnipeg, un barco financiado por el partido de izquierda francés y por Pablo Neruda, el chico comienza a pintar el retrato de ese gobernante, con esta impronta artística un poco inocente”, adelanta el director sobre el pintor que nació en Montesquieu el 20 de enero de 1927 y terminó siendo uno de los fundadores de la mayor colección de arte contemporáneo que existe en el Chile y que dio creación al Museo de la Solidaridad.
“Yo siempre pintaba en mi pueblo de Cataluña, pero no supe que me dedicaría a esto hasta que mi papá decidió ponerme un profesor de piano y luego de violín, donde me fue peor todavía. ‘Pierde cuidado, le dijo mi madre a mi padre, que el niño va a ser pintor’. Mi madre tenía en ese entonces una pastelería, y cuenta que yo le robaba todos los papeles ocre que se usaban para envolver las tortas para pintar acuarelas”, confiesa Balmes en la película. “Me fui de espaldas porque no intuí jamás que el director iba a volver a recorrer todos los lugares de mi vida y con ese talento. Es muy emocionante como está contado”, dice el protagonista.
Balmes: el doble exilio de la pintura es una producción de TripioFilms Producciones Independientes (Chile), que resultó ganadora del Fondo de Fomento Audiovisual del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes 2010, 2012 y que recibió el apoyo de la Embajada de España en Chile.
Entre el ladrido de los perros y un rumor lejano de ciudad, una brocha se bate contra la tela. Arriba Cataluña, abajo Chile, en el medio líneas que se cruzan con manchas, con flechas, con signos. Con montones de lienzos e historias el pintor José Balmes revive su pasado y trabaja con el presente. Por la ruta, quedan dos exilios, tres países y una resistencia obstinada al olvido. El documental recorre varios caminos: el del hombre, el de una familia de artistas, el arte y el de la historia en el descubrimiento de un diálogo universal que el tiempo nos negó.