Dominga Sotomayor acaba de regresar a Chile y lo hace feliz ya que en las últimas semanas recibió el Tigre del Festival de Rotterdam, el máximo galardón al que se aspira en dicha cita cinematográfica. De jueves a Domingo su primer largometraje alcanzó su primer reconocimiento en su estreno internacional y ya consiguió distribución en México de la mano de la distribuidora Mantarraya.

De Jueves a Domingo es un road movie que nos narra una historia vista por los ojos de una niña (Lucía) Se trata de un viaje hacia le norte con dos niños y un matrimonio en etapa terminal. Rodada en dos automóviles iguales bajo el formato de 16mm. en 5 semanas de manera cronológica en locaciones entre Santiago y Punta de Choros, espera tener un paseo por festivales internacionales y chilenos para llegar a la cartelera durante el 2º semestre de este año.

Dominga pese a que todo el mundo le dijo que hiciera algo en una locación reducida y que irse de viaje con dos niños para el norte a hacer una película era una absoluta locura, se atrevió con su desafío y conquistó al público en Holanda.

Cuéntanos cómo viviste el Tiger Awards de Rotterdam…
Es un festival que siempre me ha encantado, siento que tiene un enfoque único, no se pierde en cosas no importantes. Tiene una muy buena programación y uno nota que hay muchos recursos destinados a invitar a directores de todos los rincones del mundo. Se da un onda súper agradable con conversaciones acerca del cine y que se presta para conocer a otros directores. Es un festival que admiro mucho, había estado con mis cortometrajes en otra oportunidad pero en una sección mucho menor. Apenas supe que estábamos en la selección de la competencia estaba feliz sólo por ese hecho, así que el premio es un regalo, pero más allá del Tigre, sentí que la recepción de la película fue muy buena.

Siempre que se estrena existen nervios…
Sí, era el estreno mundial, así que había un poco de nervios. A mí me importaba sobretodo que hubiera una conexión con la gente y creo que se dio. Mucha gente se me acercó muy emocionada comentándome lo que según yo entendía para dónde iba la película, así que fue muy gratificante.

De Jueves a Domingo, recibió en 2010 el Hubert Bals y trabajaste con un socio holandés Circe, ¿Cómo fue esa experiencia?
Sí, fue el primer fondo que nos dijo nos interesa. Aún no estaba escrito el guión y fue una gran ayuda, luego, conseguimos un segundo apoyo para los guiones que fueron seleccionados por Huber Bals, que se llama Hubert Bals Plus, que es un fondo para producción que asciende a los 50.000 US$ y para ello necesitas una co-producción con Holanda, por lo tanto siento que Rotterdam apoyó la película desde un comienzo, por lo que me imagino que para ellos era muy significativo que De Jueves a Domingo estuviera en la competencia. Es increíble que desde una sinopsis haya levantado todo este apoyo, con un guión que era difícil de leer porque necesita mucho de la imagen para su comprensión, se van develando durante las escenas pequeños detalles que van contando el fondo.

En el guión lo que aparentemente está pasando no es mucho, pero existe una tensión como una pareja en crisis que es más palpable en las imágenes. De hecho, la productora en Holanda me dijo que había entendido y encontraba muy bueno el guión y eso para mí fue toda una sorpresa, -¿En Serio?- exclama. Porque generalmente los productores opinan solicitando mayor dramatismo, etc… Siento que se dio una conexión muy especial con los holandeses.

¿Cómo fue la recepción del público en Rotterdam?
La película tiene algo no autobiográfico como tal, pero sí en el sentido de las sensaciones que uno tiene cuando niño. Yo tenía la ilusión de que se diera una conexión con ello y siento que pasó. Se me acercaron de todos lados para decirme “me acordé de mis viajes cuando chico”, “es como de mi época”, me dijo una señora como de 80 años lo mismo que otro de 20. La película no tiene una época definida y está hecha así apropósito, es como que pudiera pasar en cualquier parte y en cualquier época. Y eso ayuda a que la gente se conecte más con la película. Todos cuando chicos,  cuando viajábamos en el asiento trasero vivimos esa angustia de no saber para dónde vamos y escuchando temas de los que no eres capaz de opinar. La gente por lo que me dijo se emocionó bastante y hubo hartas reacciones. Es una película muy local pero que llega a muchos. Rusos me dijeron que se parecía a los paisajes que veían cuando de niños viajaban a no sé dónde, para todos como que era un lugar común y es una carretera en Chile, me llamó la atención que se identificaran tanto con los niños y los paisajes.

Y esa universalidad se logra quizás por la sinceridad que hay detrás…
Estoy convencida que las cosas que vienen de una observación de algo tan sencillo y genuino, de las cosas verdaderas surge algo que todo el mundo entiende. Uno parte de detalles que a uno le parecieron significativos cuando chico y eso se hace universal, como que desde lo particular uno puede lograr más esa universalidad. Y no se trata de desnudar mi vida, porque no está ahí, están mis recuerdos de cómo era viajar en un auto, lo que observaba, lo que oía, de cómo van los cuerpos en el asiento, hay una cosa muy autobiográfica, pero del recuerdo, no de la vida.

Cómo era estar angustiado cuando chico, cómo era no entender, cómo era entender y no querer hacerlo, todas esas ironías e incongruencias en los niños son complejas y quería reflejarlas en la película y creo que la gente lo entendió.

Cuéntanos acerca del trabajo con los niños, que siempre es complicado…
Casi toda o gran parte de la energía la puse en trabajar con los niños. Creo que fue el mayor desafío. Lo que hicimos fue pensar en este viaje como uno real para ellos, era un mes que no quería torturarlos con trabajar en una película, entonces, tratamos de hacerlo lo más agradable y lúdico posible para ellos. Y por otro lado trabajábamos dándoles estímulos para ir viendo sus reacciones y si bien en el guión estaba todo escrito lo que hicimos para lograrlo fue ir cambiando de juegos a cada rato para no aburrirlos y conseguir la naturalidad que buscábamos en sus actuaciones, que más que actuaciones era ir haciéndolos jugar con la realidad para llegar a lo que el guión requería.

Fue un trabajo bien meticuloso para cada escena en que hacíamos un guión paralelo para ellos. En esto tuvimos apoyo porque vino de Argentina María Laura Berch quien nos asesoró en este punto una semana antes del rodaje, esto fue muy bueno para el resultado final, después Francisca Castillo estuvo durante todo el rodaje apoyando en el cauch de los niños. Me preocupaba mucho que quedará algo maqueteado o maquillado con los niños, quería que fuera espontáneo algo muy vivo y estoy contenta con el trabajo que hicimos.

Emiliano (Manuel) era muy espontáneo, muy impredecible y eso me tenía asustada, pero fue para mejor, a él y a la Santi (Lucía) no les dimos nunca el guión completo, entonce iban descubriendo así como avanzaba el viaje lo que iba pasando en la película, entonces uno percibe las ganas de comenzar el viaje y cómo al final que es la escena más emotiva se percatan de que la historia es algo triste, todo eso se traspasa en la pantalla.


Otra buena noticia llegó del Festival de Sundance, al entregarte el Premio Mahindra del Sundance Institute para tu nuevo proyecto Tarde para Morir Joven, fue la primera gran noticia para el cine chileno en este Sundance…
Es muy bonito, porque ahora siento que el proyecto es concreto. Para mí era sólo una idea, estaba recién empezando a escribirlo y ellos me invitaron a postular, ya que funciona con invitación y postulé junto a otras 300 personas. Me llamaron para contarme que estaba entre los 10 finalistas y luego que lo habíamos ganado, imagínate son de esas cosas que llegan sin haberlas pedido. Sundance como siempre entretenido en una ciudad muy divertida que pasan los andariveles por encima de los techos de las casas, en fin. Ahí pude compartir con Marialy Rivas y Alicia Rodríguez de Joven y Alocada fue una muy bonita experiencia.

Respecto del proyecto, siento que lo entendieron pese a estar en un momento muy explosivo todavía sin forma y el apoyo consiste en un fondo de 10.000 US$ para escribir y por sobre todo el respaldo de Sundance de decir que cree en este proyecto y además hay personas muy profesionales detrás de esta suerte de laboratorio que podría sumarse a Tarde Joven para Morir.

Ahora que mencionabas Joven y Alocada, y el premio de Violeta se fue a los Cielos ¿Qué piensas que está pasando con el cine hecho en Chile?
Es algo muy positivo. Me encanta que se estén haciendo hartas cosas, siento que se está diferenciando más lo que está hecho para el circuito comercial y lo autoral que desea de todas formas llegar a más audiencia. Veo una línea más clara al respecto, una diferenciación en eso. Ahora debemos sentarnos a conversar para hablar de la distribución y comenzar a dibujar cómo lo haremos para alcanzar más audiencia, es como una explosión de buenas películas, de buenas noticias, de premios y de cosas que pueden ayudar a que la gente vaya al cine, que es en definitiva lo que más nos hace falta. Digo se está apoyando mucho y me parece bien la producción, pero tenemos que empezar a pensar en las alternativas de distribución y en cómo crear audiencias, quizás cines que no sean las multisalas, ahí hay todo un tema. Estoy feliz porque hay más películas, pero las están viendo las mismas personas, es decir, peleándose por las pocas salas que tenemos para ver cine chileno.

Aparte de la mayor cantidad de títulos se ha ampliado bastante la mirada también…
Sí. Cómo que la excusa de que el cine chileno -si podemos hablar de tal- es latero y todo lo que se dice como que no tiene asidero hoy por hoy. Las excusas tradicionales para no ir al cine siento que ya no son válidas, hay tantas películas entretenidas y diferentes que es cosa de apreciarlas. Creo que todas las películas aportan porque la gente se motiva de distintos lados, Violeta se fue a los Cielos es un aporte, Joven y Alocada otro, no sé, está bueno que hayan películas tan diferentes y que motiven desde distintos ángulos el asistir a verlas.

En el terreno de lo personal. ¿Cuáles son tus obsesiones cinematográficas? ¿Qué es lo que te quita el sueño a la hora de escribir? ¿Qué tienen las historias que deseas contar?   
A mí me pasa que como que no fuera una decisión. Me nace contar primero una historia y que va creciendo, complementándose con otras, como que los cortometrajes que hice son parte de eso también y De Jueves a Domingo fue como un nuevo paso en esa misma línea, son cosas muy cotidianas, me gustan mucho las escenas familiares que sean vistas desde cierta distancia formal. Me alucina la idea de que la puesta en escena sea cinematográfica, que no pueda ser literatura, música, que no pueda ser otra cosa que cine. Hay algo en el cine que lo hace diferente, conflictivo, único. Me gusta ponerme en una posición crítica y que esa incomodidad de la puesta escena pueda crear sentido. Mientras escribo siempre estoy pensando en imágenes, en cosas que vienen de lo que he observado.

Ahora estoy muy conectada con el tema de los niños, pero no esto de hacer películas acerca de ellos, sino más bien cómo es esa mirada que tienen más crítica de la que creemos acerca de las cosas. Tengo una sensación de los niños como personajes más fuertes que los adultos, no las típicas películas acerca de la inocencia de los niños sino al revés, son niños fuertes que se acercan a las cosas con intensidad y muchas veces tomando decisiones más maduras que los propios adultos. Como que cuando uno crece aprende a olvidarse de ciertas cosas y te enmascaras para poder vivir de manera más fácil, pero los niños están sintonizados con una conciencia absoluta del mundo, con la angustia, la locura, con todo, todo lo viven de forma más intensa, previo a que la educación te aplaque.


El elenco en De Jueves a Domingo está conformado por los niños Santi Ahumada y Emiliano Freifeld, con las actuaciones de Paola Giannini, Francisco Pérez-Bannen, Jorge Becker y Axel Dupré. Cuenta con la producción ejecutiva de Benjamín Domenech (Cinestación) y Gregorio González (Forastero) en co-producción con Stienette Bosklopper (Circe Films) de Holanda. La dirección de arte está a cargo de Estefanía Larraín y el montaje en manos de Danielle Fillios y Catalina Marín. Todo road movie contiene un montón de fierros y el grip corrió de manos de Chiloé Cine.

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