La directora Francisca Silva nos cuenta acerca de su ópera prima La Mujer de Iván un relato acerca del cautiverio que fue estrenada en el marco del Festival de Cine de Mujeres FEM y que nuevamente estará en la cartelera gracias a su participación en el SANFIC 7, con proyecciones los días 24 y 25 de agosto a las 20:30 hrs.

El caso de secuestro de Natascha Kampusch ocurrido en Viena el 2007, que impactó al mundo por la paradójica relación que se fue generando entre la joven y su raptor, abrió los ojos del equipo encabezado por Francisca Silva y comenzaron a darle vida al proyecto que se traduciría en su título de cineasta. Ahí comenzó una investigación que tuvo el sentido de “adquirir conocimiento con respecto al tema y revelar mi relación personal con él, pero también perseguir una suerte de comprensión la que finalmente nos permitió crear una nueva historia de cautiverio, con sus propios personajes, su propio encierro, y planteando una mirada particular”, cuenta la realizadora.

La Mujer de Iván es protagonizada por María de los Ángeles García y Marcelo Alonso, a lo largo de sus 88 minutos de duración también intervienen los actores Aldo Parodi y Jaime Lorca.

Cuéntanos ¿De dónde surge la idea de la La Mujer de Iván?

Con mi equipo de tesis nos habíamos planteado el objetivo de encontrar un tema para nuestro largometraje que a todos nos apasionara, apostando que al estar el equipo-base involucrado intelectual y emocionalmente con el guión, el trabajo de cada departamento se realizaría con más creatividad, fuerza y compromiso. En esa búsqueda estábamos cuando se reveló en Viena una historia de secuestro asombrosa, y abismante… Sentimos de inmediato el interés de investigar el cautiverio como tema, como contexto de experiencia humana, sobre todo por lo que tiene de desentrañable.

En ese momento comencé un largo trabajo de investigación, que compartía todas las semanas con mi equipo y mi asesor, Benjamín Galemiri. Aunque no se sabía mucho del caso en Austria, más bien eran un conjunto de especulaciones, me sirvió de fuerte inspiración, sin embargo, la investigación se fue expandiendo hacia otros espacios, como los casos de cautiverio en Chile y en Latinoamérica, la vida humana en los campos de concentración, el secuestro presente en las relaciones de amor y en la sociedades actuales, el cautiverio en la mitología, la literatura, la pintura, el cine y, en mi propia historia…la necesidad de iniciar una exploración de la relación oculta que tiene uno mismo con los temas que le apasionan, y descubrir-se. Es en ese descubrimiento donde todo cobra fuerza, adquiriendo una verdad visceral.

Más allá del impacto mediático de un caso como el de Natascha Kampusch ¿Por qué quisiste contarnos esta película?

La condición humana me abisma. Hay zonas de lo humano que son tan profundas, tan misteriosas y desentrañables que me producen espanto y asombro. Por lo general en las situaciones límites, se experimenta la sobrevivencia y en ese estado surgen instintos, emociones y sentimientos que rompen toda moral establecida en el ámbito social. Son instintos que al parecer, provienen de una memoria ancestral, un instinto de salvajismo que pulsa dentro pero que vive reprimido….y que a veces, se manifiesta ya que está inscrito en nuestra naturaleza.

El cautiverio como contexto me interesó por esto mismo, ya que es una situación límite muy compleja, que despierta esta condición humana abismante. Y lo que asombra, es que cuando los cautiverios son prolongados en el tiempo, generan también cotidianeidad y la formación de lazos con el otro, sean familiares, amorosos, de compañerismo, u otros.

Se trata de una película que se sostiene en sus personajes, por lo que la dirección de actores debe haber sido todo un desafío ¿Cómo lo afrontaste y qué te dejó el trabajo con los actores?

Antes de estudiar Cine estudié Actuación en la Escuela de Teatro en la Católica y obtuve mi título de Actriz. Conozco el lenguaje actoral por lo que siempre he podido comunicarme muy bien con los actores. Sin embargo, en La mujer de Iván estaba el gran desafío de hacer aparecer y dar vida a estos personajes tan complejos. Tuve la suerte y la oportunidad de trabajar con actores muy especiales y muy poderosos: Marcelo Alonso y María de los Ángeles García.

Marcelo no sólo es actor sino que también es director de teatro; es un hombre de muchas ideas, muy inteligente, culto, inquieto y apasionado por todo lo que hace. Sus opiniones y visiones tanto del personaje como del guión fueron un aporte muy relevante para la película. Realmente, de él aprendí muchísimo y siempre estaré profundamente agradecida de su entrega en este proyecto.

Y Marita, nunca dejó de impresionarme por su creatividad interpretativa. En cada toma que grabábamos me sorprendía por su vitalidad, espontaneidad, su capacidad de improvisar y de generar propuestas. Es muy especial y bella la manera en que aborda el trabajo actoral.

Entonces hay una satisfacción total por lo conseguido…

No sólo me siento satisfecha del trabajo de cada uno, sino también con lo que juntos lograron, en la relación. Alcanzaron una conexión y comunicación que se percibe como un ente invisible pero poderosísimo dentro de la película, y eso es muy interesante, porque se genera una suerte de tercer personaje.

Aunque siento una gran satisfacción con el trabajo actoral,  también la experiencia de crear personajes complejos, me mostró que el camino es largo, que hay tanto por aprender, tanto por estudiar y probar. Un universo vasto entre directores y actores. Un universo muy alucinante.

¿Qué situación te encontraste que fue el desafío mayor que debieron enfrentar en la producción? ¿Cómo lo superaron?

Cada etapa significó un desafío: la construcción del guión, la pre-producción, el rodaje y la post-producción.  Al ser la primera película todo es aprendizaje, y al ser bajo el presupuesto todo es más difícil y largo. Y por esto, que es una experiencia dura. Es preciso ser fuerte, perseverante, luchador y nunca dejar de amar el proyecto y darle un sentido a su existencia.

Las dificultades se superaron gracias al apoyo y aporte creativo de muchos amigos artistas que colaboraron en las diferentes etapas de la película. Gracias a su trabajo creativo e ingenioso, logramos hacer una película redonda, dónde cada elemento está finamente trabajado.

De esta manera, gracias a colaboraciones que, por lo general, no son remuneradas hacemos arte en este país, y eso nos salva, pero eso también está avalando un sistema en el que el artista no vive realmente de su trabajo y le impide desarrollar su potencial. La situación es como una rueda.

Al ser parte de tu tesis de grado, ¿Cómo fue el apoyo de la Escuela de Cine de Chile en la producción?

Siempre existió el apoyo de la Escuela, desde el comienzo hasta el final, tanto en la etapa de construcción de guión como en todo lo que significó la producción. Sin embargo, hay un tema relevante que tiene que ver con que estas películas-tesis tienen una doble identidad: por una parte son una tesis grupal de estudiantes, pero por otra parte, son Óperas Primas de directores que eventualmente podrían insertarse en circuitos de Festivales Internacionales e incorporarse en el mercado cinematográfico. Esta doble condición, es a veces difícil de sobrellevar, sobretodo para los directores y productores. Y en nuestro caso, que queríamos trascender la tesis y alcanzar la película que imaginábamos, el apoyo externo fue crucial.

Pese a esto, apoyo totalmente la iniciativa de la Escuela de Cine de que los alumnos terminen con un largometraje, es rudo, pero todos los equipos lo viven de manera diferente, y eso es lo importante, que lo viven y cada uno aprende lo que debe aprender.

Aunque la recomendación venga de cerca ¿Por qué hay que ver La Mujer de Iván?

Porque es una película que desarrolla una mirada diferente acerca de una situación universal que generalmente se expone en los medios bajo una sola perspectiva y con una carga moral. Esta película no busca enjuiciar, sino comprender la naturaleza humana que se está manifestando, y de esa manera, logra trascender el hecho en sí.

Personalmente, siempre busco observar y extraer de juicios a las cosas, personas y hechos. Creo fielmente que eso hace que “aparezcan” y uno pueda comprenderlas.

La película está confirmada para el 1ª FEM, Festival de Cine de Mujeres que se desarrollará en marzo. ¿Tras este pre-estreno, existe una cadena de distribución para la película?

Luego de la exhibición en FEM, la película iniciará el circuito por festivales de cine nacionales e internacionales, y en paralelo estaremos diseñando un plan de  exhibición que considera el estreno en salas, y también la proyección de la película en espacios no convencionales.

:: Acerca de la Directora

Francisca Silva, 29 años, Chilena. Luego de obtener el título de Actriz otorgado por la escuela de Teatro de la PUC ingresa a la Escuela de Cine de Chile para comenzar los estudios en Realización Cinematográfica, con especialidad en Dirección.

Su primer cortometraje en 16 mm de ficción, Joya (2006) es seleccionado en la categoría Talento Nacional en el 2° Santiago Festival Internacional de Cine SANFIC y recibe el Premio Reconocimiento Especial del Jurado en 4° Festival de Cortometrajes de Talca. Finalizado su segundo cortometraje de ficción en 16 mm El Gato y la Porcelana (2007) es  becada para asistir a la Universidad de Verano de la escuela de cine de París, La Fémis, para hacer un programa de estudios en cine documental y realiza En Busca de Aldo, seleccionado en el 27° Festival International du Film d’Amiens, en el 12° Festival Internacional de Documentales de Santiago FIDOCS y en el 16° Festival Internacional de Cine de Valdivia.

Terminada su estadía en Francia, empieza a investigar y escribir el guión de su primer largometraje de ficción La Mujer de Iván, película que será estrenada el 2011, paralelamente, se integra a Surreal productora de cine documental dirigida por Cristián Leighton como parte del equipo creativo y técnico de las series documentales “Santiago no es Chile”, “Viejo Zorro”, y en la segunda temporada de “Voy y Vuelvo”.

:: Sinopsis

Iván de 40 años y Natalia de 15 años están inmersos en una extraña y tensa cotidianidad, en la que se establece el status de cada uno, pero no queda claro su vínculo. Cuando la joven tiene su despertar sexual, la luz del sol se empieza a colar por las cortinas cerradas de la casa para derrumbar toda estructura impenetrable de represión y control que rige sus vidas. La casa se transforma en un campo de batalla claro y abierto, en el que Iván y Natalia van alcanzando un grado de intimidad condicionada por el aislamiento con el mundo, los límites del cautiverio, las ansias de libertad y por sobretodo, la extinción de la moral.

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