El director del documental “Raza Brava” Hernán Caffiero conversó con Revista ONOFF acerca de su nueva realización, el primer largometraje en su carrera. El primer trailer de “Raza Brava” en su primera semana en el sitio YouTube ya despertó las ansias de verlo por parte del pueblo colocolino, 30 mil visitas en siete días son casi un Monumental lleno.

“Raza Brava”, largometraje chileno que se sumerge sin prejuicios en el crudo mundo de la Garra Blanca. Un trabajo de 4 años, hoy se encuentra en su etapa final de postproducción. El documental ha sido realizado por Sudaka Films, una emergente productora.

Entre viajes y grabaciones, dos jóvenes realizadores están a punto de mostrar su mirada sobre la amada y temida GB. Más allá del ámbito del deporte, este trabajo se centra en el fuerte componente social de la barra alba.

A cargo de Hernán Caffiero como director general y productor ejecutivo, y José “Pepe” Pérez como codirector y postproductor. La idea de ambos fue mostrar a este grupo de jóvenes que siguiendo al club más popular de Chile, logran una identificación, cohesión y arraigo que no repiten en ninguna otra circunstancia de su vida. “Nos interesó mostrar esto, porque creo que de alguna forma, representa el triunfo de los excluidos”, afirma Caffiero.

“Una producción que se ha podido desarrollar con el esfuerzo y convicción de todos quienes participaron de ella, sin apoyos externos y que hoy espera los resultados del fondo audiovisual estatal, para finalizarla y poder llevarla a festivales en el extranjero”, declaman sus autores.

¿Cómo nace la idea de realizar “Raza Brava”?

“Raza Brava” nace por la necesidad de retratar el mundo Marginal del Chile popular, a través de un grupo social sumamente estigmatizado como lo es la “Garra Blanca”, la hinchada de Colo-Colo. La idea de sumergirnos en este mundo, sin prejuicios, para entenderlo y retratarlo, desde su lado más humano; tiene que ver con el reconocimiento de nuestra propia identidad como sociedad. Pues el reconocernos y asumirnos tal como somos, es el primer paso para alcanzar una evolución como pueblo (“una vez que sabemos quienes somos podremos saber hacia donde vamos, qué es lo que queremos”). No siempre la mirada hacia “occidente” es sinónimo de evolución, los pueblos son distintos y están marcados por su historia y cultura, y eso es algo que pocos entienden; el creer que el “primer mundo” es nuestro ejemplo de futuro, es más que nada una visión cegada y facilista. Entendernos como mestizos, es reconocer nuestros orígenes en 2 culturas diferentes que, juntas, forman una nueva. Por lo tanto, querer disgregar estas raíces, una en desmedro de otra, nos condenará siempre a ser una sociedad errante, carente de identidad y que terminará repitiendo siempre los errores de su historia. Son estos elementos los que nos llaman a iniciar este trabajo, para aportar, en parte, a la construcción de un soporte idiosincrásico que nos permita entendernos como sociedad.

Brevemente cuéntanos, ¿De qué trata la película?

“Raza Brava” es una película donde la realidad supera la ficción. Recoge las vivencias de una serie de personas que conviven en el mundo de la “Garra Blanca” y que comparten una forma de entender la vida diferente a todo lo visto. La película retrata lo que ellos van viviendo a través de la cámara, y no se sostiene a través de testimonios, ni entrevistas, ni voz en off, sino que a través de un desarrollo dramático que conjuga notablemente acción, drama, humor y pasión. Elementos muy difíciles de encontrar y, obviamente, de saber tratar, para alcanzar coherencia y ritmo en la realización global de un Documental. La película demuestra una realidad cruda, donde la violencia no se da tanto por hechos explícitos, sino por la cotidianeidad de quienes forman este grupo social; la gestualidad, el léxico, las acciones, la represión policial y la violencia de ser excluidos; son algunos de los rasgos que Raza Brava desnuda en su propuesta argumental. La verdad es que no te puedo adelantar más información sobre el desarrollo dramático de Raza Brava, por un tema de estrategias de difusión, pero claramente es una película más cercana a lo que el común de la gente entiende por ficción que lo que entiende por documental, a pesar de que nada de lo registrado esté ficcionado.

Cuéntanos algunas experiencias del rodaje. Dificultades, locaciones…

La película fue rodada en el norte, centro y sur de Chile. También se hizo registro en México, Perú y Argentina; y tú entenderás que cuando no existe apoyo de nadie más que de tu familia y de quienes creen en el proyecto, los procesos resultan mucho más dificultosos de lo que se piensa, pero es la perseverancia, la convicción y un excelente trabajo de producción en todas sus áreas, lo que sin duda, te lleva a terminar de buena manera un proceso tan extenuante como este. Lo más difícil de asumir, además del tema “platas”, es la lucidez mental al momento de dirigir, producir, grabar e incluso editar, pues el enamoramiento con ciertos planos, personajes o situaciones, muchas veces te obnubila. Afortunadamente, pude contar con la participación de grandes profesionales que asumieron el proyecto como propio y que creyeron hasta el final en la propuesta técnica, argumental y conceptual del proyecto. José “Pepe” Pérez (cineasta, postproductor), se hizo parte del proyecto a poco iniciar el rodaje, y rápidamente se transformó en el Co-Director de Raza Brava. Él es tan responsable como yo de la realización de este documental, no solo por lo involucrado que estaba con la película (donde hizo cámara y aportó con muchos recursos al desarrollo de Raza Brava), sino porque le sumó su cuota de profesionalismo y claridad al trabajo durante sus 4 años de duración. También la participación de Mauricio Hernández (Geografía del Deseo, Fiestapatria, Australian Rules, La Espagnola, etc.) en el trabajo de postproducción de Sonido y en parte de la gestión de producción; Jenny Bousquet en producción ejecutiva, la coproducción de Estruendo Producciones, y otros profesionales más, engrandecieron, de excelente manera, el proyecto “Raza Brava”.

Existe mucha influencia de imágenes e íconos del pueblo Mapuche, coméntanos la relación de ese pueblo con la idiosincrasia colocolina.

Bueno, para tratar este tema hay que adentrarse un poco en la historia del club, que desde su formación, en 1925, demostró rebeldía, entrega y valentía, entre sus fundadores y, a través también, de sus principios fundacionales. De hecho, el llevar un indio en el pecho es el fiel reflejo de lo que David Arellano y todos quienes participaron de este histórico hecho, profesaban tanto en la asunción del fútbol como movilizador social, como en la forma que ellos jugaban en la cancha. Y digo fiel reflejo, porque los Mapuches han demostrado siempre desobediencia y rebeldía en su actuar, y fue algo así lo que provocó que estos hombres se desligaran del club Magallanes, para formar Colo-Colo (el nombre proviene de un Mapuche guerrero, valorado por su capacidad de estratega en la lucha contra la conquista española). El Mapuche Colo-Colo, como figura histórica, reflejaba lo que estos hombres querían proyectar en una cancha. Ahora, extrapolándonos a la realidad social chilena, aún existen esos rasgos Mapuche entre nosotros, obviamente mezclados con un fuerte grado de occidentalización y apego a lo “urbano”.

Si logramos entender y asumir que pertenecemos a un continente mestizo, tarde o temprano, deberemos aceptar que nuestras conductas colectivas y singulares están determinadas por la historia de nuestra sociedad. Y es aquí donde existe el principal punto de inflexión en el tema, y es donde se generan las mayores diferencias entre un grupo social como la Garra Blanca y el común de la sociedad. La gran mayoría de quienes conforman la Garra Blanca, son personas de clase socioeconómica baja, muchos de ellos marginados o excluidos por la sociedad (falta de oportunidades, carencia de servicios básicos, acceso a la salud, educación, etc), que ven como día a día las frustraciones y fracasos se van acrecentando. Son personas a las que nadie les ha dado nada, la sociedad no se ha preocupado por ellos, están absolutamente marginados de los círculos de poder, y por lo tanto, no se sienten parte de nada, sólo de un Colo-Colo donde proyectan el triunfo de los excluidos, el orgullo de su origen humilde y la incansable lucha de seguir adelante sin dejarse avasallar, tal como lo hicieran y siguen haciendo los Mapuches. Es así como el apego a la cultura Mapuche florece en este grupo social, más, quizás, que en ningún otro grupo social chileno tan masivo como este. Se adopta una forma de vida alejada de la necesidad frenética de consumo, alejada del arribismo tan arraigado dentro de sus propios círculos sociales y se establecen rasgos de identidad propios, radicalizados para muchos, pero que tiene una “lógica” emocional que llena cada vacío y espacio de sus vidas. A tal punto llega este arraigo con la cultura Mapuche, que la orgánica de este grupo social (Garra Blanca), a diferencia de todas las otras barras bravas de fútbol, es más bien horizontal, donde en cada barrio se forman los “piños”, que podríamos extrapolar como “comunidades” y muchas veces el poder dentro de la organización se alcanza a través de la fuerza, tal como ha sucedido comúnmente entre los Mapuches.

El documental ha crecido mucho en el último tiempo, ¿Cómo crees que se aborda este género en Chile?

La verdad es que en Chile son súper pocos los espacios para exhibir Documentales. Aparte de la Cineteca, no existe otra sala estatal que promueva este género. Tampoco en la inyección de recursos, de hecho los recursos totales para postular en el fondo estatal de fomento audiovisual al área Documental, equivalen al valor de una sola película completa; y cuando esos recursos se los pelean más de 60 proyectos, que se puede esperar. Qué pueden esperar los jóvenes que aspiran a realizar su película cuando por los mismos fondos postulan otros realizadores de renombre y de gran trayectoria, obviamente la calidad del proyecto incide mucho, pero todos sabemos que la experiencia nos va formando y si no hay recursos no hay como hacer la “pega”, no hay como adquirir experiencia en la realización.

En cuanto al público, creo que el tema Documental todavía es sinónimo de aburrimiento, de domingo por la tarde en la casa, es muy difícil que una persona que tiene ganas de ir al cine se decida por un Documental antes que por una película de ficción. Creo que es tarea de todos eliminar ese prejuicio, no a través de nuestra forma de hacer documentales, sino que preocupándonos de realizar trabajos tanto de difusión como de Marketing apropiados, de entrar a competir de igual a igual con las grandes producciones; utilizar la inteligencia y los recursos como el internet, el stencil si es necesario, etc. Sacar el estigma de que las películas sin plata son sinónimo de algo malo o fome; hay que derribar ese muro y tratar de hacer entender a la gente que una buena película nace de la cabeza de su realizador y no del bolsillo, nace de una buena idea. Hay muchas películas premiadas afuera que acá no aparecen ni en los video clubs especializados, Arcana por ejemplo es una película que ha tenido gran aceptación y reconocimiento en todos lados y que yo no he tenido como verla, así como tantas otras que rondan por círculos muy reducidos y que no se les da la difusión mediática necesaria ni los espacios en las salas para su proyección.

:: Sinopsis

“Raza Brava” es una película donde la realidad supera la ficción. Un Largometraje que se sumerge, sin prejuicios, en el crudo mundo de la Garra Blanca, la barra brava del club de fútbol más popular de Chile, Colo-Colo. Un grupo social, estigmatizado como violento y vandálico, compuesto por miles de personas, donde el orgullo de sentirse pueblo, la lucha incansable del mapuche y la oportunidad de los excluidos de poder ganarle a la vida, configuran una identidad ajena a todo lo visto.

Sin mayores contactos con la Garra Blanca que la de ser hinchas del equipo albo, Caffiero y Pérez comenzaron a compartir con ésta en los distintos partidos. De esta forma, fueron conociendo a varios de sus integrantes y -al mismo tiempo- ganándose la confianza del grupo. Luego de poco más de siete meses de esta convivencia, se sintieron con la confianza suficiente como para sacar las cámaras y comenzar a registrar las actividades de la Garra Blanca. “Afortunadamente no tuvimos mayores problemas con la gente de la barra para grabar, pero sí con la represión policial que ésta sufre, porque cuando tuvieron roces con los pacos, nos dieron a todos por igual”, explica Pérez. Siguiendo a la barra colocolina y a algunos personajes de esta, el rodaje de “Raza Brava” recorrió varios estadios del país, así también como participaron de algunos viajes que la Garra Blanca hizo a Argentina, Perú y México. En el país azteca acompañaron a los hinchas en el partido de ida por la final de la Copa Sudamericana del año pasado, frente al cuadro de Pachuca.

Una película cargada de emociones, que entremezcla perfectamente el drama, la acción, humor y pasión; elementos más propios de la ficción que del Documental, pero que Raza Brava logra plasmar de manera excepcional en cada segundo.

 

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